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Realidades de la Enfermería incluye diversos y variados temas acerca de esta profesión. El significado de Enfermería, técnicas llevadas a cabo diariamente, historias reales, noticias actuales son algunos de los temas a tratar en este blog. ¡Espero que sea de su agrado!

miércoles, 13 de febrero de 2008

LA VIDA MISMA

En esta entrada trataré un poco el tema del aborto, pues es un hecho que cada día se da con mas frecuencia, por complicaciones, por embarazos no deseados,...
Reflejaré este hecho desde la perspectiva de una enfermera, a través de una historia.
Espero que les guste. Pueden dar su opinión acerca del tema.

La vida misma:
Rebeca es enfermera en el departamento de maternidad de un gran hospital del Estado, donde nacen casi 5000 niños cada año. En ese departamento se practican cada semana 20 abortos, llamados "terapéuticos", según la legislación vigente en el país. Prestan servicio en la maternidad varios equipos médicos: unos –la mayoría– constituidos enteramente por médicos y enfermeras que son "objetores de conciencia" (pueden legalmente negarse a practicar abortos), y otros en los que hay médicos y enfermeras no objetores.
Rebeca presentó la declaración de objetor de conciencia cuando comenzó a trabajar en el hospital, poco después de haber obtenido la plaza de enfermera en concurso público. Recientemente ha comenzado a asistir a unas clases de formación cristiana y a tener dirección espiritual con don Ludovico. A raíz de esto se ha planteado la posibilidad de pedir el traslado a otro hospital donde no se practiquen abortos, pero no acaba de decidirse porque tendría que cambiar de ciudad y dejar de vivir con sus padres. Le falta madurez para afrontar dificultades, pero tiene fuerza de carácter y va adquiriendo virtudes.
Una complicación que no se podía prever.
Un día festivo, en el que Rebeca se encuentra de guardia en el hospital, junto con un reducido número de personal médico, la llaman urgentemente al quirófano con el anestesista de su grupo, también objetor, que es el único que se halla presente en ese momento en el hospital. En el quirófano se está llevando a cabo un aborto, que se encuentra ya en situación irreversible, pero se han producido graves hemorragias que ponen en peligro la vida de la madre, y el médico ha decidido concluirlo rápidamente con una intervención que requiere anestesia general. Rebeca no puede pedir que la sustituya otra enfermera, porque no hay ninguna más. Acude al quirófano y una vez allí, al conocer la situación, le parece claro que el feto ya ha muerto, aunque aún se encuentra en el seno materno. Entonces acepta ayudar al anestesista. Concluida la intervención, le dice al médico que protestará a la dirección del hospital por haberla forzado a colaborar, a lo que él responde con indiferencia y con burlas.
Al salir del hospital, muy agitada, va a hablar con don Ludovico. Éste le dice que en ese caso concreto sólo ha ayudado a salvar la vida de la madre, que era lo único que se podía hacer. Totalmente diversa habría sido la situación si el feto hubiera estado vivo. Rebeca comenta que este último caso se le ha presentado alguna vez a otras enfermeras, también objetores de conciencia como ella, porque los médicos que practican abortos lo hacen aunque no dispongan de todo el personal necesario para afrontar una urgencia, y cuando se produce –lo cual ocurre raramente– llaman a quien se encuentre en el hospital.
No se trata sólo de no hacer el mal
Don Ludovico le plantea entonces la necesidad de ir a fondo en el planteamiento de su actividad profesional, de cara a Dios. Si continúa en ese hospital, una parte del bien que debe realizar, además del que ya hace, consiste en tomar las iniciativas convenientes para salvar vidas humanas combatiendo el aborto, y promover activamente entre sus colegas el respeto a la vida. Una de estas iniciativas –no la única, ni la principal–, sería la de recurrir a la dirección del hospital y, si fuera necesario, a los tribunales, para que se respete la ley sobre la objeción de conciencia.Sin embargo, le dice, lo más importante es que se plantee que ha de hacer todo el bien posible con su trabajo, para servir a los demás por amor a Dios y con su ayuda, sin limitarse a no colaborar en abortos. Don Ludovico le habla de la santificación del trabajo: con esta perspectiva –añade–, y no con la de evitarse complicaciones y problemas, puede ser oportuno que abandone ese hospital, dando a conocer las razones a sus colegas e incluso más públicamente, y trabajar en otro lugar donde pueda prestar mayores y mejores servicios.

1 comentario:

Matías Irarrázabal dijo...

Interesante espacio me dare mas tiempo en leer

muchas gracias por tu comentario

mantegamos el contacto

saludos cordiales

http://asociaciondelbuenescribir.blogspot.com/

Intubación en anestesia General. Técnica enfermera