En esta nueva entrada, muestro los riesgos laborales a los que puede estar expuesta una enfermera en su día a día.
La sociedad no es consciente de dicho riesgo, por lo que plasmaré aquí algunos de ellos.
La sociedad no es consciente de dicho riesgo, por lo que plasmaré aquí algunos de ellos.
Espero que sea de su agrado.
Según un estudio realizado que se dará a conocer próximamente, el profesional de enfermería es ante todo un profesional de vocación, un profesional que antepone el bienestar y seguridad de los pacientes a la suya propia.
Uno de los aspectos a destacar es la responsabilidad que el profesional de enfermería siente hacia sus pacientes, sentimiento que hará no abandonarles, ni dejarles sin su tratamiento, ni dejar de visitarles en el domicilio aunque existan riesgos y sentimientos de desprotección en determinadas situaciones.
Esta dedicación y responsabilidad lleva a veces a no utilizar alguna medida de protección para salvaguardar la tranquilidad del paciente, por ejemplo, en la visita domiciliaria llevarse en algún recipiente las agujas y jeringuillas para desecharlas en el centro de salud evitando así que el paciente se pueda pinchar, o por ejemplo, no ponerse la mascarilla para no asustar a un paciente y favorecer una pérdida de confianza y un distanciamiento entre el profesional y el enfermo.
La profesión de enfermería está sujeta a una serie de riesgos laborales específicos de los que muchas veces no es consciente la sociedad y donde la experiencia y confianza del profesional de enfermería han transformado la mecánica de su trabajo en hábito, en conducta automática, significando esto un riesgo más de su profesión. Los pinchazos y los cortes accidentales, los riesgos que engendra la visita domiciliaria, el contagio de algunas enfermedades, son solo algunos de los riesgos que corren diariamente estos profesionales.Son muchos los riesgos percibidos por los profesionales de enfermería, aunque se perciben como más importantes los siguientes:
- Riesgo de contagio de enfermedades ocasionadas por pinchazos, especialmente VIH y Hepatitis.
- Mal funcionamiento de los contenedores para agujas.
- Equipamiento insuficiente para realizar la visita domiciliaria, especialmente en lo relativo al deshecho de material: jeringas, agujas, apósitos contaminados, etc.
- Posibles accidentes en los desplazamientos de la visita domiciliaria.
- Agresiones, robos, etc, al acudir a la visita domiciliaria, especialmente en determinadas zonas de las ciudades.
- Posibles consecuencias por la administración de citostáticos, rayos X, etc.
- Esguinces, lumbalgias, etc.
- Estrés y presión psicológica por múltiples factores, como por ejemplo cambios de horario, necesidad de más personal, las prisas, etc., e incluso el sentimiento de desprotección que sienten al realizar la visita domiciliaria o en el propio centro de salud en determinadas situaciones.
El estrés que genera el trabajo, las prisas, el sentimiento de desprotección, al igual que en cualquier otra profesión, puede significar un aumento del riesgo de accidentes. En el caso del profesional de enfermería este aumento del riesgo se traduce en una mayor probabilidad de pinchazo accidental, de corte, de contaminación o contagio a la hora de hacer una cura, etc. Este estrés provoca, también, que en ocasiones no se terminen de utilizar las medidas de protección existentes.
En definitiva, lo que más preocupa es el riesgo de contagio de alguna enfermedad como consecuencia de un pinchazo o un corte accidental. Y van más allá de contagiarse ellos mismos, les preocupa también poder contagiar a un paciente. Esta relación recíproca en el riesgo de pinchazo o corte en cuanto a la transmisión de alguna enfermedad, provoca una demanda de un material cada vez más seguro, en buen estado y en cantidad suficiente.
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