El tema de la anorexia es tratado en la sociedad desde tiempo atrás. Esta historia tiene un final feliz, pero desgraciadamente, no todos tienen la oportunidad de llegar a contarlo.

Son cientos los casos de anorexia en nuestro país, parte de ellos en proceso de descubrirse.

Una adolescente, ejemplo a seguir, cree que para ser mujer hay que dejar de comer. La sociedad le vende complejos y su cuerpo cambia, pero su mente esconde esa imagen. Verdades trágicas a las que el equipo enfermero y médico se enfrentan cada día, con pacientes diferentes, y una única misión: La vida.

A los 13 años cogí algunos kilos mas allá de lo que ya por si solo se coge cuando creces. Pase de ser normal a ser la rellenita de mis amigas. De repente me di cuenta de que no podía decir mi peso sin que mis amigas se escandalizaran. No estaba gorda ni mucho menos, pero media bastante más que las demás, así que mi peso solía estar 10 kilos mas arriba que el de ellas. De repente me vi observada de vez en cuando. Comencé a escuchar comentarios a mis espaldas. Nunca había sufrido insultos ni desprecios por parte de los demás, y de un año para otro me vi arrinconada, marginada y siendo el objeto de burlas y bromas pesadas en mi clase del colegio. Y todas esas vejaciones tenían siempre como diana mi peso, y mi “grandeza”, aun estando dentro de los limites de salud.(…)A los 16 veía a mis “amigas” salir con chicos, relacionarse, conocer gente nueva, y yo pensé que no conseguía hacerlo porque estaba rellena, en lugar de ver que simplemente era porque me había cerrado a todos.(…)Así que decidí cambiarlo. Y mi objetivo fue adelgazar. No tenia ningún tipo de conocimiento de nutrición, así que un día probé a no desayunar, no comer y cenar solo una ensalada y un yogurt. Adelgacé un kilo. Un kilo en un solo día. Así que lo convertí en costumbre. Era fácil. Mi madre se pasaba todo el día fuera, y se me ocurrió ensuciar cubiertos y sartenes, meter la comida que supuestamente había cocinado en una bolsa y tirarla cada día antes de que ella llegara. Adelgace 15 kilos en un mes. Yo me veía hermosa, maravillosa. Y tengo que decir que comencé a tener éxito. Pero no con los chicos, sino con los hombres.(…)El sentirme deseada me hacia sentir especial, importante, así que no me importaba quien me dijera un piropo, o quien me quisiera meter mano. Lo importante era que “me querían” (que ingenua). Así que así, con mi ingenuidad, mi falta de auto estima, y mi estupidez termine siendo usada por 4 hombres de entre 28 y 35 años. Digo usada porque en aquel momento pensé con cada uno de ellos que me querían, que me cuidarían, que me amaban por ser yo, cuando lo único que ocurría era que les excitaba que yo tuviera 16 años.
Fui violada por el ultimo de ellos.
(…)Vomitaba, sangraba, lloraba, me lamentaba sola en el retrete, y me preguntaba a mi misma gritando en mi casa porque era tan débil y tan sumamente asquerosa y deprimente.(…)Un día, tras vomitar varias veces mi cuerpo no pudo más. Cruzando un semáforo en rojo para los peatones caí. Me desmayé. El resultado fueron 2 meses ingresada por las consecuencias de un atropello.
Nadie supo nunca por qué me desmayé. Incluso creo que yo tampoco lo supe conscientemente. Pero deje de hacer todo aquello, aunque no del todo.(…)Ahora soy feliz por mi misma y lo comparto con los mios. Aun caigo a veces, soy débil a veces. A veces mi auto estima desciende. Pero no importa, no soy perfecta. Forma parte de mi, y también lo acepto.
Pero cuando voy por la calle no me importa que me miren o no. En lugar de fijarme en las miradas de los demás me fijo en los arboles, escucho mi mp3, planeo mi próximo viaje, veo como se baña un pájaro en la arena del parque de al lado, me rio cuando veo a algún niño jugando en el parque.